Puntos clave del discurso del Ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en el debate general al margen del 78° período de sesiones de la Asamblea General de la ONU:
• Los contornos del futuro se están creando en la lucha entre la mayoría mundial que aboga por una distribución global más justa de beneficios y diversidad de civilizaciones y unos pocos que emplean métodos neocoloniales de sumisión para preservar su dominio, que se les está escapando.
• La incapacidad de cumplir los acuerdos se ha convertido en la tarjeta de visita de Occidente. Acostumbrados a mirar al resto del mundo de arriba abajo, EEUU y Europa hacen promesas y compromisos, incluso por escrito y jurídicamente vinculante, y luego sencillamente no los cumplen.
• Existe la fuerte impresión de que EEUU y el «colectivo occidental», totalmente subordinado a Washington, han decidido dar a la Doctrina Monroe una proyección global. Los planes son tan ilusorios como extremadamente peligrosos, pero esto no detiene a los ideólogos de la nueva edición de la Pax Americana.
• Occidente sigue considerándose superior al resto de la humanidad, en el espíritu de la afirmación infame del jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, de que Europa es un «jardín» floreciente y todo lo que la rodea es una «jungla». No le molesta que en ese jardín proliferen la islamofobia y otras formas de intolerancia.
• EEUU y sus aliados siguen provocando conflictos que dividen artificialmente a la humanidad en bloques hostiles e impiden la consecución de objetivos comunes. Hacen todo lo posible para impedir la formación de un orden mundial verdaderamente multipolar y justo.
• La lógica del proceso histórico es inexorable. La tendencia principal se ha convertido en el deseo de los Estados mayoritarios del mundo de reforzar su soberanía y defender sus intereses nacionales. Ya no quieren vivir bajo el dictado de otro, quieren ser amigos y comerciar entre ellos, pero también con todo el mundo, solo que en pie de igualdad y en beneficio mutuo.